18. EL TUTOR IDEAL

Hola de nuevo 😇

Ya he hablado bastante sobre la figura del docente. Ahora toca ir un paso más allá y hablar del tutor, de cuál sería el ideal para mí. Por eso voy a viajar en el tiempo y a hablar del tutor, primero desde la perspectiva de una adolescente de 16 años, y segundo, desde los de unos estudiantes del Máster de Secundaria. 
¿Por qué mis 16 años? Es una época de cambios que recuerdo muy bien. Era también mi último año en el instituto de Cigales (en aquel entonces estaba en 4º de la ESO) y mi último año como bailarina en el Centro Cultural Miguel Delibes. Y ¿por qué digo que fue una época rara? Pues, entre otras cosas, fue la primera vez que llegué a casa con un suspenso en matemáticas... Muchos podéis pensar "vaya tontería". Para mí no lo era... 

Cuando iba a clases de danza tampoco era feliz... Tal vez por la presión que te transmitían, porque allí también hacíamos exámenes y nos daban notas con observaciones. Qué manera de cargarse el arte de la danza. Entiendo que si estás en una escuela profesional te tienen que exigir, pero los exámenes tendrían que ser una demostración del aprendizaje de todo el curso, como una especie de actuación. Les dije a mis padres "yo me voy de aquí". Y así fue. 

En esta toma de decisiones hablé, tanto con mi tutor de 4º de la ESO, que era el profesor de educación física, asignatura que tenía convalidada por los estudios de danza, con una duración de 21 horas semanales; y con mi tutora de danza. Con el del insti hablé sólo una vez, así que tampoco puedo contaros mucho, pero la de danza fue como una madre para mí. Era muy parecida a Diana, la tutora que nos tocó en clase de Procesos y Contextos Educativos y que os describiré más adelante. Lo que más me gustó de Carmen, que así se llamaba, fue que no era como la mayoría de profesoras de la escuela a las que lo único que les interesaba eran clases numerosas. Ella fue al grano, fue sincera, y me hizo la pregunta más importante: "¿a ti de verdad te gusta bailar?" Y con eso, ya empecé a tener las cosas más claras. No sé si me gustaba o no. Pero me quería ir. Y con eso también aprendí que no es tanto "el poder", la capacidad de seguir haciendo algo, sino tus sensaciones al hacerlo. Y, en este caso, qué mejor tutor que uno mismo para decidir qué hacer. 

 


Ahora sí, os voy a hablar de Diana, la tutora que nos tocó el otro día en clase de Procesos y Contextos Educativos. Es una tutora comprensiva, comprometida, cercana, justa, empática, mediadora, respetuosa, generosa, confidente, motivadora, carismática, tolerante y simpática. De todas estas cualidades, me quedo con las cinco primeras. Por supuesto todas son imprescindibles, pero un tutor no es competente sin su capacidad de escuchar y entender el grado de gravedad que supone un problema para un alumno. Tampoco lo es sin estar al 100% involucrado en su tarea: guiar e involucrar al alumno. Debe ser cercano para facilitar que dicho alumno sepa que puede contar con su ayuda. Si tiene un concepto de que hablar con él o ella es casi imposible, entonces evitará contarle aquello que le preocupa y esto tiene consecuencias muy graves en su proceso de aprendizaje. En este sentido, añadiría otro adjetivo: accesible. Reconocer que la función de tutor es estar a disposición de las necesidades del alumnado. 

Y eso sí, fuera enchufes. Si cubre y culpabiliza siempre a los mismos cuando hay un conflicto, no está actuando de forma justa, sino demostrando que tiene preferencias y esto puede dar lugar a que el que siempre es "salvado" empiece a liarlas porque sabe que siempre va a estar respaldado. Tampoco va a ser capaz de asumir la culpa. Y mientras, el otro, que siempre se las lleva todas, empezará a sentirse frustrado. Un tutor competente (siempre digo competente porque no hay otra palabra mejor para referirse a alguien que hace su trabajo en condiciones) tiene que ser neutro, mirar a todos por igual. Y más sabiendo que hay mucho espabilado por ahí... El del sobresaliente también las puede liar... 

Para terminar, ¿qué sería de un tutor sin empatía? Esta palabra viene del griego antiguo empátheia (pasión) y está formada por el prefijo en y el sustantivo páthos (sentimiento). Si lo juntamos, obtenemos esta definición: entender los sentimientos o las emociones del otro, ponerse en su lugar. La empatía es la cualidad de la que, bajo mi punto de vista, nacen todas las demás. El alumno tiene que sentir que alguien le escucha y siente lo mismo que él. Así habrá un mejor feedback entre tutor y alumno. 

Y esta sería más o menos la imagen del tutor ideal para nosotros: Miguel Ángel, Mari Cruz, Alba, Víctor y yo... Creo que no me he dejado a nadie... 

¡Hasta pronto! 

Comentarios

  1. Tienes razón, lo más importante es la empatía hacia los alumnos.

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  2. Magnifica la experiencia de estar y también la de irte de la Escuela de Danza. Asi construimos nuestras vidas. Suerte en tu camino actual.

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    1. Jo, muchas gracias. Este blog no es lo mismo sin vuestros comentarios... 😉

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  3. Durante mi etapa académica, por suerte me he encontrado con tutores como el que describes en esta entrada.

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  4. Los tutores también tienen la importante función de lidiar con los padres de los alumnos, que no está rea fácil. Yo, que soy madre por partida doble y he acudido a reuniones con muchos tutores, veo la complejidad de su labor. Y mayor dificultad hoy en día,. La mayoría de los padres defienden por encima de todo y de todos a sus hijos. Cómo nos equivocamos educando así!! No nos damos cuenta de cuánto les perjudicamos. Quitar autoridad a los profesores, y sobre todo a los tutores no les ayuda en nada.
    Tema complejo

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    1. Tienes mucha razón. A veces la sobreprotección y defender a los hijos no es buena opción para tratar problemas...

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  5. Los tutores cumplen un papel muy importante en los centros educativos, son el puente entre los padres y los profesores de sus hijos y además solventan en muchas ocasiones los problemas de los alumnos en los centros.Sirven de gran apoyo y su labor es muy importante. Se preocupan de una manera especial porque las clases funcionen. A mí Como madre, siempre me ha gustado conocerlo y entrevistarme con los tutores de mis hijas para conocerlos y saber del comportamiento y conocimientos de mis hijas. Considero importante y esencial estás entrevistas y no me gusta que los profesores no quieran tratar con los padres de sus alumnos. Todo tutor debería tener como mínimo una reunión con los padres de sus alumnos, tanto si llevan bien o mal el curso, creo que es beneficioso que conozcan la situación familiar de cada uno

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  6. Qué entrada más necesaria, me ha hecho volver al pasado recordando a esos tutores que marcan

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    1. El tutor debería ser la persona más cercana al alumno y con la que habría más empatía pues a veces el alumno se desorienta en los estudios en el comportamiento o sufre bulluyn,la imagen del tutor tiene que ser de un amigo su "confesor".

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