Los nuevos tiempos exigen un plan innovador y de mejora en la calidad del sistema educativo.
El siglo XXI ha traído consigo nuevos retos para la sociedad. De la misma forma que cada época, la educación no es permanente, sino que debe adaptarse a su contexto sociocultural y económico. Por tanto, la misión de las autoridades y de todo el conjunto de la sociedad es elaborar un plan de objetivos y lograr que, tanto los jóvenes como los adultos, sepan hacer frente a este nuevo periodo.
En primer lugar, es imprescindible una mejora en la enseñanza de lenguas extranjeras. En el cuarto curso de la etapa secundaria obligatoria debería existir la opción de elegir dos lenguas extranjeras, no sólo para aquellos alumnos que se plantean hacer una filología, sino para todos aquellos que quieran enriquecerse a nivel lingüístico. Así, podrían reforzar y pulir estas lenguas en bachillerato e iniciar el grado con un nivel más alto. Aparte de la formación, creo que también se deberían promover los intercambios, ya sea dentro de la Unión Europea o fuera de ella, así como las becas que faciliten el aprendizaje de lenguas extranjeras. Cada vez son más los institutos que realizan intercambios para dar la oportunidad a sus alumnos de vivir una inmersión lingüística, desde mi punto de vista, la opción más correcta para perfeccionar un idioma. Hoy día, hay un fallo en la enseñanza de lenguas extranjeras. Pero a la vez es algo lógico, puesto que las materias están limitadas y condicionadas por la programación que imponen los distintos planes educativos. Apenas hay flexibilidad, sino una obligación en dar una serie de contenidos en un tiempo limitado. Y esto debería cambiar si hablamos de la enseñanza de idiomas. ¿Es la gramática lo fundamental en el dominio de una lengua? No. Está muy bien saberse los verbos irregulares en inglés, pero esto no es muy productivo si hay que iniciar una conversación. Por esta razón, se debería hacer hincapié en la comprensión oral, la expresión oral, la comprensión escrita y la expresión escrita. Leer y hablar más. Sin olvidar la importancia del léxico y de la pronunciación, sobre todo en lenguas como el francés, con un amplio sistema fonético. Estamos en un mundo globalizado en el que cada vez hay más intercambios culturales, por lo que el aprendizaje de más de una lengua extranjera es fundamental.
Flexibilidad en el sistema educativo - hablando ahora de estudiantes mayores de dieciséis años, y, por tanto, en edad de acceder al mundo laboral - también significa darles la opción de la enseñanza online, siempre y cuando la causa esté justificada y entre dentro de los criterios. Compatibilizar el aprendizaje con el trabajo puede facilitarles la vida a muchos estudiantes que, por razones personales, se ven obligados a abandonar la escuela y quieren seguir formándose.
Flexibilidad también implica adaptarse a aquellos que realizan una actividad extraescolar - también enriquecedora, ya que la inteligencia no es sólo cognitiva - a la que dedican un número muy alto de horas, como los deportistas de alto rendimiento, los músicos o los bailarines. La educación no es sólo adquirir conocimientos. Es crecer en todos los niveles, por lo que convalidar más de una asignatura académica debe seguir vigente.
Educación inclusiva e intercultural
Un buen sistema apuesta por la reducción del fracaso escolar en la Educación Secundaria Obligatoria, porque, como dice la palabra, es obligatoria para todos. De nada sirve aumentar la exigencia si la misión es que el mayor porcentaje de alumnos posible finalice esta etapa en la que se adquieren las competencias básicas para el futuro. Otro de los asuntos que preocupa en la enseñanza secundaria es la repetición, que se ha transformado en un castigo que sólo genera frustración y desinterés en el aprendizaje. ¿Creéis que es justo obligar a alguien a repetir un curso entero por dos asignaturas? No hablo de 7 o 9 suspensos, hablo de 2. ¿Qué supone para el alumno tener que volver a enfrentarse a asignaturas que ya ha aprobado más las dos que ha suspendido? En muchos casos, no es falta de esfuerzo, sino capacidades más limitadas que si, en lugar de ser reforzadas se toman como una inutilidad, cada vez habrá menos alumnos que finalicen la enseñanza secundaria obligatoria. La curiosidad por seguir aprendiendo tampoco existirá.
Situados ya casi en el final de esta quinta entrada, ¿quiénes somos: qué tipo de enseñanza tenemos si cada vez hay más jóvenes obligados a irse de su país para trabajar? Las altas tasas de paro de la población joven indican que, pese a que estamos en el siglo XXI, las mejor preparadas son las generaciones anteriores. En este sentido, no ha habido un plan de modernización en la cualificación de los jóvenes. Y esto es un error, porque la educación no sólo debe adaptarse al contexto sociocultural, también al económico. Según los cambios sociales, el mercado laboral va a exigir un tipo de cualificación u otro.
Y, ¿qué ocurre con el tema de las evaluaciones? ¿Son sólo los alumnos los que deben ser evaluados? ¿Depende sólo de ellos la mejora del sistema educativo? No. Los docentes también aportan calidad al sistema, y, para eso, también tienen que ser evaluados. La autocrítica les permite ser conscientes de sus errores y elegir otras alternativas o estrategias de aprendizaje para conseguir el máximo número de aprobados en sus asignaturas. No todos los alumnos van a ser iguales y, conocer a su público y adaptarse a él sólo reduciría el fracaso escolar. Esto implica también que el profesorado, además de tener una alta formación, esté motivado, transmita ganas de enseñar para transformarlas en ganas de aprender. Todo consecuencias positivas.
Por último, la misión del nuevo plan de mejora no estaría completo sin la importancia de las TIC en la enseñanza. Por suerte o por desgracia, las tecnologías han logrado imponerse en nuestra forma de vida y, en muchos casos, facilitan el aprendizaje. Ofrecen recursos como ilustrar los contenidos y preparan a aquellos que quieren dedicarse a la informática o a disciplinas relacionadas. Acompañar las explicaciones con imágenes o vídeos o permitir la entrega de trabajos online - y más en tiempos de pandemia - son otros de los muchos beneficios de la aplicación de las TIC en la enseñanza.
El resumen de todo esto es que la educación tiene que estar preparada para cualquier necesidad social, a la que puedan enfrentarse las futuras generaciones.
Hasta la sexta entrada! 😉
¿Existe algún modelo actualmente que aplique una evaluación docente?
ResponderEliminarBuena pregunta... 😄
EliminarEn sociedades tan globalizadas como la nuestra, estoy de acuerdo en dar más importancia a saber otros idiomas.
ResponderEliminarYo también. Es la mejor forma de conocer otras culturas y facilitar la comunicación. 😉
EliminarMe encanta! Serás una gran profe!
ResponderEliminarGracias!!! Tu también lo serás! 😘❤️
EliminarComparto tu visión sobre la flexibilidad del sistema educativo, sobre todo para facilitar a los estudiantes la realización de actividades extraescolares que también potencian sus habilidades. 😉
ResponderEliminarSí, y respecto a las actividades extraescolares, también hay que incluir a los deportistas de alto rendimiento o a los bailarines, que pasan toda la tarde fuera de sus casas. Eso también es muy enriquecedor y forma parte de su proyecto educativo para "aprender a ser", que sería la finalidad última, como dijo Jacques Delors en La Educación encierra un tesoro...
EliminarVoto por fomentar la interculturalidad para una educación "diversa".
ResponderEliminarSí, la interculturalidad favorece sin duda el conocer al otro y, entonces, ser tolerante. Entender que somos diferentes y eso es una riqueza 😉
EliminarEfectivamente la inmersión es el método más fiable para dominar una lengua como es debido. Limitarse al enfoque memorístico sin complementarlo con (más) herramientas y métodos de comprensión y expresión de ese idioma, dará al alumno una base en apariencia sólida pero insuficiente para manejarse en el mundo real. ¿Tan acotados están los planes de estudio como para no albergar mayor contenido práctico?
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